jueves, 7 de mayo de 2015

Amor a Último Café...~



¿Quién no ha sido victima en la vida, de los hechizos de amor que se despliegan con tan solo cruzar las miradas?

Aquellas emociones que crecen en el interior de dos personas, cuando la química y el llamado "amor a primera vista", puede dilucidar los momentos más enigmáticos en la historia de dos personas.

Así es que ocurre...

Era época de turismo. Incesante calor, restaurantes repletos, transporte colapsado, y fotógrafos aficionados que pasean por los mas inhóspitos lugares, apreciando la belleza de un paisaje de ciudad que pocos sabemos ver, pues todos vivimos en el aire creyendo que viviremos y disfrutaremos más la vida de esa manera....

El Sol que nuevamente calienta los parpados de mi fiel amigo Hugo, anunciando un grandioso día para disfrutar, pero la rutina laboral tenía que cumplirse. Perezoso resucita en su departamento, con la television encendida, conociendo los importantes pormenores que mencionan las noticias. La apaga. Ya está agotado de no encontrar nada positivo.

Con poco de paciencia se prepara para sus quehaceres, e invita a sus emociones a aparecer en su cuerpo, como todas las mañanas, enamorándose cada día más, de aquel amor que pareciera ser imposible.

Día tras día, Hugo visita la confitería que se encuentra en la esquina de su departamento. A diario a las 09:55 hs en la mañana, se sienta en la misma esquina sur del comercio, donde observa fielmente a la sometida moza que trabaja en el local. Obviamente, la posición de Hugo, no es al azar, si no que es una de las mesas que tiene designada la señorita.

Rizos dorados que poco pueden divisarse por el uniforme, una carita de princesa que endulzaría el corazón de cualquier comensal, y una radiante mirada celeste, cual niña llena de felicidad.

Largas horas se pierde observándola. Desde que se sienta, el mundo de Hugo no existe, mas que para ellos dos. La gente solo observa su negro café y se vislumbra con las noticias diarias, pero él... él solo quiere encontrar ese pasatiempo en común, para dejar de soñar con su amada y por fin, emprender un nuevo camino en su vida.

Cada semana, cada mes es idéntico al anterior para Hugo. Cada hora de su vida, vive imaginando la mañana del día siguiente. El coraje no es una de sus virtudes, ni tampoco lo es el humor, pero él bien conocía que a cada sonrisa que aquella bella dama regala al cliente, es la razón por la cual sus pulsaciones suben. Y quien no, era imposible no llenarse de luz con tal espectáculo.

Se fue el verano, el otoño... El invierno se hizo muy crudo, pero aún así, el seguía fiel a su rutina. El dueño de la confitería ya lo conocía, y más de una vez se han sentado a hablar de futbol. Pero Hugo, más que futbol hablaba del trabajo, de sus empleados, y de ella, cuyo nombre preguntó disimulando sus palabras... Victoria.

El frío del año sucedió, y nuevamente se repetían las estaciones... las estaciones, las temperaturas, los sentimientos.. había algo en ella que hacía que Hugo no pudiese quitar su mirada.

Cada noche, ensayaba un poema para poder quitarle una sonrisa a Victoria y quizá entonces, comenzar una platica. Pero al momento del hecho las intenciones eran vanas.


Un día, como todas las mañanas, 09:55 hs, Hugo se dirige a su asiento. Era un extraño día de verano. El cielo estaba gris, el viento soplaba del sur, y extrañamente, la confitería se encontraba prácticamente vacía.

El tiempo corría pero, nadie ingresaba al comercio... nadie... ni Victoria.

Un joven identificándose como mozo, se acerca y le entrega la carta del lugar. Inmediatamente Hugo le pregunta por su amada, dejando toda timidez de lado.


<Disculpe señor, pero ha dejado el trabajo, y ahora me han contratado a mí. Soy Alejandro.>


La noticia fue como un golpe inesperado. Su mirada tiesa, se cegó la cafetería donde ella siempre solía encontrarse. Su cara pálida pedía a su desesperación salir corriendo.. a ningún sitio. Ya no tiene sentido el bar, el desayuno.. la mañana entera había pedido sentido.

Con una tristeza que se transmitía a kilómetros, se fue a su hogar intentando levantar su ánimo con su música favorita, pero todos sabemos no es una buena idea.

Al terminar de escuchar el disco, cansado se dirige al trabajo. Las ansias por que el día termine lo invaden, y la desesperación por desaparecer de su departamento luchan cuerpo a cuerpo.. con sus reproche y su lamento.

¿Por qué no habré hablado cuando era tiempo? quizá hasta podíamos comenzar algo serio.



...



El día terminó. Su jefe insistió en que se recupere, pués pensó que se encontraba acompañado de los síntomas de alguna enfermedad. Pero no. Era solo la tristeza que lo acompañaba.

Vuelve lamentándose más a cada paso. Inundado de preguntas, de suposiciones y de reproches cruza la avenidad principal.

La luz se intensifica, los ruidos son estremecedores y la gente gritando hacen que el maldiga, antes de ver ese vehículo que se dirigía hacia él sin posibilidad de frenar.

Penumbras, luces, verdes, rojas, gritos.... voces...



Es un nuevo día.
Son las 09:00 am en el monitor del reloj digital, y el sol resplandece elevando increíblemente la temperatura.
Casi sin aliento, voltea a su ventana con los ojos llenos de brillo y con la esperanza de que la realidad que se esta viviendo, sea lo que lo haga feliz.

Se arropa con las prendas del día anterior, y se pone las gafas para disimular la hinchazón de unos ojos recién despiertos.

La confitería igual, las teles prendidas, y Victoria que entra por la puerta principal, radiante y luminosa como siempre. Se acerca para tomar su pedido y el con un hilo de voz y esperanza, levanta su rostro como todo hombre y pronuncia

<Solo tráeme un café y dos medias lunas>

El temor vuelve a apoderarse de su cuerpo, y sus nervios se reflejan en su pulso. Las manos tiemblan, y el cuerpo suda. Una vez más dejo ir esa atractiva oportunidad de dejar de soñar y luchar por un amor.

Pero ¿saben? Hugo conoce el tiempo restante que le queda... Pero también, conoce los miedos que no lo dejan lograr su más precioso deseo.

¿Cuánto perdemos por miedo a perder?

 Apostemos por lo que pueda suceder... después de todo, para tener algo que nadie tiene, hay que hacer cosas que nadie hace.



















Recuerdos y entresueños...~

 

 
Quizás les haya pasado en algún momento, pues todos vivimos situaciones en las que imaginamos cosas o seres queridos que alguna vez... estuvieron cerca, pero tan cerca de nosotros, que incluso, existen percepciones mediante perfumes, colores, paisajes, que nos remontan a una época en donde en el mundo privado de cada persona, brillaba un glorioso y pacífico color rosa.
 
He allí mi viejo amigo, descendiendo de aquel interprovincial, en busca de un lugar lleno de paz y serenidad para poder despejar sus ideas del estrés cotidiano de la rutina.
Eran las vacaciones para aquel muchacho, y había decidido empacar sus ropas y emprender rumbo hacia aquel lugar montañoso donde, según él, nadie lo conocía...
 
Y así fue, como huyendo de un viejo amor, se encontró en medio de una bella ciudad conocida como Mina Clavero. Todo normal, un sol que rostizaba el pellejo de cualquier persona, una brisa que desempolvaba los bolsos de los turistas, y un perfume... un perfume tan peculiar y familiar, que nos hace recordar miles de momentos, románticos y bondadosos con la prometida de un amor eterno, que ya ha pasado...
 
Fue entonces, cuando mi viejo amigo, se halló varado en mitad de la terminal, sintiéndose a contracorriente del mundo entero, solo por divisar a su antiguo amor. Ella, que le había regalado las mejores mañanas y las mas brillosas tardes... él tardó un minuto en reaccionar, dos en pensar... y una eternidad tratando de deducir si la silueta que discriminaba, era la de aquella reluciente mujer. El tiempo corría, pero él se mantenía firme, con su mirada fija hacia el lugar donde sus ojos le jugaron una mala pasada. Lleno de luz y lágrimas, la mirada un poco nublada, y las piernas aún entumecidas, emprendió viaje con destino a su hotel.
 
El caso es que a veces, uno desea tanto algo que, quizá, lo inventa entre la gente.. apareciendo y desapareciendo, desapareciendo y apareciendo. No indica que haya quedado algo pendiente por decir, o por hacer. Tal vez solo sea un deseo inconsciente, y uno solo quiere encontrar a esa persona para decirle... cualquier tontería. Quizá solo para preguntarle "¿Que ha sido de ti en todo este tiempo?, ¿Qué fue de nosotros? ¿Qué ha sido de mi?".
La situación continúa en esta historia pero de manera subconsciente, mi viejo amigo, se encuentra perdido en una ciudad quien sabe donde, con quien sabe cuanto dinero, y con el pensamiento de una niña por la que hubiese dejado toda su vida de lado.
Al viajar hacia el hotel, el muchacho vuelve a encontrarse, con ese aroma tan conmevedor, tan diferente. La ve. Nuevamente, su corazón se dispara, y el público se tieza por un instante. La gente parada en las aceras, los coches a mitad de la calle, las palomas en medio del vuelo. Mi fiel amigo se atreve a levantar la mirada, y observar como aquella figura se pierde por entre el tumulto de la gente.
 
Claro, las posibilidades de que el amor de su vida, la niña de la que se encontraba enamorado, aquella bella mujer que vivía en Buenos Aires, se encuentre en mismo lugar, al mismo tiempo, y paseando a las mismas horas... eran casi nulas.
 
Pero, ¿A quien no le gusta creer en milagros cuando de amor se trata?
 
Mi amigo, mi viejo amigo, era un joven adulto con alma de pequeño y con fe de Padre.
Fue solo esa noche, cuando dejó que su mente divague por las profundidades de la imaginación, y se encontró inmerso en un profundo deseo de que aquella mujer... sea la mujer a quien amó, su primer
amor, su primer San Valentín.
 
En ese instante se levantó de su asiento y dibujó en su rostro una enorme sonrisa, con la convicción de encontrarla nuevamente, y hacer lo que tanto esperaba... para ser sincero, él solo quería encontrarla.
 
Se fue directo al centro donde la había visto por última vez, se subió a un bus para facilitar su búsqueda y... allí estaba. Iluminando todo el transporte con esos maravillosos ojos avellana. Luego de tanto tiempo... seguía igual, un poco mas bella quizá, pero su rostro... sigue llenando de ternura ese hueco en el corazón de mi amigo, que hace tanto tiempo yacía vacío. La contempló por tan solo unos eternos instantes, cuales fueron suficientes para dejar una quemadura en la retina y en el alma. Es suficiente para sentir que el bus se ilumina, que la noche se hace día, y que cada singular pasajero, posa la mirada sobre ellos, esperando que ocurra un milagro inesperado.
Él, se dirigió hacia ella sonsteniendole la mirada. Sus palpitaciones inevitablemente eran crecidas, y sus manos sudorosas comenzaban a hacerse notar en los bolsillos. Fueron noches vacías las que ha vivido, con un reproche constante de alejarla lejos de su cuerpo. Pero, aún hay tiempo, la llama que has encendido... no es tarde. 
 
Te miraré a los ojos para recordarte cada momento que fuimos felices. Tomaré tu mano, para que no tengas miedo del futuro. Nunca es tarde para nacer de nuevo, nunca es tarde para amarte. Te miraré y te haré recordar cada día que fuimos eternos.

 Con el mínimo de aliento camino, algo en mi pecho se tenza... se rompe y...
 
<Hola ¿Qué tal? ¿Cómo te va? ¡Que coincidencia mas extraña!>
 
Ella me mira fijo en los ojos, y sabe que el temblor de mis pupilas denota el nervisismo y los miedos. Sabemos bien cada uno de nosotros, que cada sentimiento que el momento regala, no es mas que una mezcla de terror y ansias.
Ella, ofuscada por el momento, con el rubor en su rostro y el brillo en sus ojos, me sostiene la mirada por un segundo para solo murmurar entrelabios...
 
<Disculpame, pero... creo que te has equivocado>
 
<Perdona, pero creo.. te he confundido>
 
Mas estresado y mas cansado, desciendo del bus. Con mis emociones todavía tensas, me dirijo al hotel, recordando que la rutina no es la que me quitó la paz, pues ella se encuentra en el interior de cada uno... en mí.
Me levanto temprano en la mañana al día siguiente. Nublado nacimiento de sol se vislumbra en el horizonte. Con una campera en la mano subo al interprovincial. Pues no hay mas remedio que sólo aceptar.
 
Así es, mi fiel amigo... siempre ha sido la soledad.